revolución

Reciclar y reparar: actos revolucionarios

En un momento de la historia en el que lo efímero es lo corriente, hacer que las cosas duren es un acto revolucionario. Reciclar y reparar son dos verbos en plena acción.

Nos damos cuenta de que el consumismo que nos trae el capitalismo no tiene sentido ni es sostenible para el mundo. Cuando vuelves de hacer la compra, ¿cuántos pequeños objetos ya desechas? Envoltorios, tapones, etc.

El punto no es que dejemos de consumir, sino que lo hagamos solo cuando sea necesario, no cuando el impulso de consumo generado por la publiicdad lo demande.

Mientras tanto, coser el agujerito que le salió a tu jean -en lugar de desecharlo y comprar otro- será uno de los mayores actos de rebeldía que podremos ejercer como consumidores individuales.

Tomar consciencia de lo que consumimos

¿Cuántos teléfonos móviles «malos» tienen las personas en casa? ¿O pantallas en desuso, o consolas de videojuegos que ya no funcionan? Actualmente, el ser humano genera más de 50 millones de toneladas de desechos o residuos electrónicos, al igual quela industria de la ropa. ¿Qué se puede hacer con ello? La revolución es Repararlas.

Móvil con pantalla rota

Aunque el reciclaje se ha transformado en una bandera de acción y lucha de muchos, hoy una nueva tendencia está tomando terreno no sólo en el mundo, sino también en nuestro país: la Reparación. Y esto toma sentido cuando, según un informe del Observatorio de Desechos Electrónicos (Global E-Waste Monitor), indica que más de 53 millones de toneladas de residuos o desechos electrónicos fueron generados sólo el año 2019. 

Y esto también pasa con la industria de la moda, que genera una suma no menor de residuos. Según el mismo estudio, “se estima que, el 2030, se habrán generado más de 74 millones de toneladas de residuos. Así, el volumen mundial de residuos está aumentando a un alarmante ritmo de casi 2 millones de toneladas al año”.

Repara nuestra ropa

Vogue nos ayuda con algunas ideas para remendar la ropa, ¿tomas nota?

  • Empezar con algo pequeño: Si no hemos cogido una aguja en la vida, no nos vamos a convertir en costureras profesionales de la noche a la mañana. Es mejor empezar por un botón o un dobladillo que se pueda coser a mano que embarcarse desde el principio en un proyecto más ambicioso.
  • Probar con los parches: Un sencillo truco para tapar agujeros y manchas que no se quitan de la ropa es utilizar parches o broches
  • Tener recursos: Obviamente, utilizar materiales que ya tenemos en casa para arreglar la ropa es todavía mejor para el medioambiente. Para ello, nos ayudará ir guardándonos lo que nos va sobrando (una bufanda vieja, o la tela que queda de una falda que hemos acortado). “Una opción puede ser destejer una prenda de punto y utilizarla de hilo”, apunta De Castro.
  • Averiguar qué se nos da mejor: Con todas las opciones que hay, vale la pena descubrir qué forma de remendar la ropa disfrutamos más (zurcir, poner parches, personalizarla…).
  • Aprender dónde está el límite: Parte del proceso es saber reconocer hasta dónde podemos llegar y dejar las prendas que no sepamos arreglar en manos de profesionales. Puede ser el caso de una cremallera rota o el dobladillo de un vestido de diseño que no queremos arriesgarnos a estropear.
Coser cuero