Hay conocimientos antiguos de construcción combinados con conocimientos modernos. El resultado es interesante para la arquitectura porque la hace más virtuosa, sobre todo en términos ecológicos. La adaptación de los sistemas de construcción se presenta así al desafío climático. La sabiduría constructiva virtuosa hace uso de materiales de origen biológico e incluso geológico. Esta sabiduría es capaz de ofrecer una solución técnica verdaderamente virtuosa. En la construcción, lo que hemos llamado sabiduría constructiva virtuosa se inspira en técnicas ancestrales. Algunas se conocen desde hace siglos. Otras se inventan hoy en día. Esta sabiduría virtuosa muestra un potencial notable y desafía la noción constructiva de la arquitectura actual.
Recursos y conocimientos locales
Tenemos experiencia de proyectos con tierra cruda y fibras vegetales clasificadas según su tipología técnica. La tierra apisonada, la tierra moldeada, la mazorca (derivada de la mazorca del maíz), la arcilla, así como los bloques de tierra comprimida, el cáñamo, la paja, la caña, el bambú, también se utilizan ampliamente. Son muchos los proyectos que atestiguan el compromiso de arquitectos, ingenieros, constructores y propietarios. Esta enérgica apuesta por los materiales ecológicos demuestra que es posible construir de otra manera, apoyándose en los recursos y conocimientos locales sin renunciar a la innovación. Las obras resultantes están ancladas en su territorio. Son arquitecturas frugales y creativas que abren nuevos horizontes.
Sensibilización
La lista es realmente interminable: muros de carga de cáñamo o balas de paja, estructuras de bambú, cubiertas y revestimientos de caña, barandillas de mimbre. Estas técnicas se utilizan tanto en la construcción como en la renovación de edificios. Al fin y al cabo, el sector de la construcción es el mayor consumidor de recursos. Y es un sector que consume mucha energía, responsable de una media del 46% del consumo energético nacional. Y también es uno de los mayores productores de residuos y emisiones, como el 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Ante esta evidencia, en los últimos años muchos han tomado conciencia del impacto medioambiental del sector de la construcción.
Nuevas prácticas arquitectónicas
Pero el esfuerzo colectivo por preservar los recursos no es solo una cuestión técnica. Reducir significativamente la huella medioambiental de los edificios existentes (y futuros) tiene una necesidad. Requiere la aparición de nuevas prácticas arquitectónicas. Necesita prácticas sostenibles y razonadas que tengan como objetivo promover y explotar los biorrecursos y georrecursos de origen local que están disponibles y a nuestro alcance, incluso “bajo nuestros pies”. Este nuevo rumbo también conlleva un salto cultural en el que vemos la apropiación de la inteligencia de lo vernáculo y sus conocimientos ancestrales con una acción que relaciona el acto de construir con el paisaje, haciéndose uno con el territorio.
El premio Terrafibra
El Premio Terrafibra se inspira en esta nueva forma de hacer arquitectura. Es el primer premio mundial de arquitectura contemporánea realizada con fibras vegetales. La exposición reúne los 50 edificios finalistas que revelan todos los materiales hechos de fibra vegetal y con gran capacidad estructural y altas prestaciones térmicas e higrométricas.
Los edificios finalistas son objeto de una exposición que pretende dar a conocer la arquitectura contemporánea en fibras vegetales al mayor número de personas posible. También resalta la valentía de los constructores que aceptaron este reto.
La tierra y las fibras vegetales ya han conquistado el campo de la arquitectura contemporánea y cientos de proyectos de gran calidad técnica, estética y emocional están viendo la luz en los cinco continentes.
«La tierra y las fibras vegetales ya han conquistado el campo de la arquitectura contemporánea y cientos de proyectos, de gran calidad técnica, estética y emocional, están viendo la luz en los cinco continentes. La democratización del uso de materiales, que consumen poca energía y están disponibles en cantidades en todo el planeta, contribuye a reducir la explotación de recursos no renovables y a limitar las necesidades energéticas a lo largo del ciclo de vida de los edificios», comentan los organizadores.
Arquitectura descarbonizada
Los materiales biológicos y geológicos, todo un reto para la arquitectura contemporánea, son también una de las formas más optimistas de construir el futuro, concienciando a los profesionales del diseño. Además, de este modo se organizan y desarrollan los sectores de recursos locales mediante la creación de nuevos empleos que refuerzan la actividad económica en los propios territorios. Los materiales de origen biológico y geológico son, pues, esenciales para una arquitectura descarbonizada. Porque contribuyen a la transición ecológica de forma colectiva y socialmente sostenible.
Hay que hacer hincapié en las propiedades estéticas, pero también en los beneficios constructivos y medioambientales de estas técnicas que expresan verdaderamente una sabiduría constructiva virtuosa. Su reconocimiento por parte de los profesionales y del público en general requiere la promoción de todos los implicados en los proyectos. El objetivo del premio es precisamente proponer soluciones que destaquen el carácter orgánico de la elección de materiales de origen biológico y geológico.
La creatividad de los diseñadores y la pericia de los artesanos y empresarios se incluyen en el conjunto de la arquitectura sostenible. El premio también pretende promover la diversidad de materiales en una lógica de experimentación inteligente en el sector de la construcción, pero también en el mundo del mobiliario o de los objetos de diseño. Sin duda, esto contribuirá al dinamismo del sector para una renovada sabiduría virtuosa de la construcción.
Para más información: Terrafibra Award
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