Moda rápida, ¿pero a qué precio?

Visual Curator
Norma Márquez
Translator
Bryan Bravo
Webwriter
Federica Severgnini

Si te dijera moda rápida (o fast fashion), ¿qué es lo primero que pensarías? Probablemente en grandes cadenas como Zara, Shein, H&M, ¿verdad? Sin embargo, quizá deberíamos cambiar el significado que asociamos a esta palabra. 

No es casualidad que este tipo de moda, tan económica y capaz de mantenernos al día con las últimas tendencias a precios asequibles, esté arruinando nuestro planeta tanto desde el punto de vista medioambiental como humano.

Ya en los años setenta se empezó a hablar de este fenómeno, gracias al auge económico y a los cambios a nivel social. Las mujeres se convirtieron cada vez más en protagonistas, y la moda pasó a ser algo excéntrico, a la par que una forma de autoexpresión.

Fast fashion, la donna e il suo protagonismo nella moda

Pero, ¿quién paga las consecuencias? 

Seguramente todos.

Los datos estadísticos revelan que este sector es el más contaminante a escala mundial. Además, se desechan cada año toneladas de prendas sin vender, abandonadas en las zonas más desérticas del planeta. A Chile, en particular, se le llama «el cementerio de la moda».

Moda e inquinamento

Según el informe de Global Fashion: Green is the new black, se necesitan unos 2.700 litros de agua para producir una camiseta, la cantidad media que bebe una persona en casi tres años. 7000 para un par de vaqueros.

De la misma manera, la Comisión Económica Europea también informó de los problemas más evidentes del sector, afirmando que:

  • Es responsable del 20% del malgasto de agua
  • Produce un 1’% más de emisiones de CO2
  • Emite gases de efecto invernadero
  • Utiliza pesticidas contaminantes

Pero quienes pagan el precio más alto son los trabajadores, a menudo mujeres y niños forzados a soportar situaciones inhumanas: horas y horas de trabajo, sin ninguna garantía y con salarios extremadamente bajos. 

Industria della moda e l'inquinamento sul pianeta

Los casos de Shein y Boohoo

Estos dos gigantes son los más mediáticos del momento.

Shein tiene un enorme impacto no solo en el medio ambiente, sino también en el mercado, de hecho está valorada en unos 100.000 millones de dólares, con un crecimiento exponencial a partir de 2015. Sin embargo, el escándalo radica en la explotación de los trabajadores, que trabajan 18 horas diarias por un salario de unos 550 euros al mes (derechos humanos e industria de la moda). 

Asimismo, Boohoo, marca británica fundada en 2006, no es diferente y sufrió un fuerte desplome en la bolsa en 2020.

Ambas marcas producen miles de prendas al día, utilizando materiales nocivos para el medio ambiente, pero sobre todo para las propias personas. En un informe fechado el 23 de noviembre de 2022, Greenpeace reveló que las prendas de Shein contienen sustancias químicas tóxicas, como compuestos orgánicos volátiles, alquilfenoles etoxilados, formaldehído, ftalatos, PFAS y metales pesados.

No hace falta decir, por tanto, que este problema se hace sentir cada vez más.

Come possiamo fare la differenza?

«De todas formas es barato», ¿cuántas veces nos hemos encontrado diciéndonos esta frase a nosotros mismos? En ese momento deberíamos hacer una pausa y pensar en el daño adicional que nos haríamos a nosotros mismos y a nuestro planeta. 

Podemos marcar la diferencia, empezando con gestos pequeños y sencillos.