Leche de avena: el sabor de la sostenibilidad

¿Eres vegano, o vegana, o intolerante a la lactosa? ¿O tal vez no te emociona el sabor de la leche de vaca? ¿No te parece la mejor bebida para un adulto pero no puedes renunciar al café con leche para desayunar? ¡No le des más vueltas! Existe un enorme abanico de alternativas vegetales. En este artículo, analizaremos una de las muchas opciones. Cremosidad, sabor neutro, perfecta con el café, un perfil nutricional equilibrado y, ante todo, respetuosa con el medio ambiente. Leche de avena: el sabor de la sostenibilidad. 

Vaso de leche de avena visto desde arriba y, de fondo, la avena en distintas fases: como cereal entero, procesado, salvado y en harina.
Leche de avena: el sabor de la sostenibilidad.

Antes de nada, ¿qué es exactamente la leche de avena?

La leche de avena es una bebida vegetal. En realidad, el término «leche» no está reconocido. Lo cierto es que este tipo de bebida vegetal funciona bien como alternativa a la leche de vaca, pero no es un sustituto como tal. Las bebidas a base de avena son, en esencia, una mezcla de avena y agua. Prepararla no requiere técnicas complejas. ¡Hasta se puede hacer en casa! Sencillamente hay que licuar ambos ingredientes para después filtrarlos y obtener el líquido resultante. En ocasiones, los fabricantes añaden saborizantes, como vainilla, para endulzarla. La leche de avena generalmente está enriquecida con vitaminas y sales minerales, mientras que el uso de reguladores de la acidez, como el fosfato de potasio, es menos habituale. El producto resultante presenta un sabor delicado y textura sedosa. ¡Va genial para hacer batidos y smoothies con fruta! 

¿La leche de avena es un producto saludable?

La respuesta de los nutricionistas es . La leche de avena es beneficiosa para la salud y puede formar parte de una dieta equilibrada. No contiene gluten, frutos secos ni lácteos. De entre todas las bebidas vegetales, es la más parecida a la leche de vaca desde el punto de vista nutricional. Es rica en nutrientes como calcio, potasio, hierro y ciertas vitaminas. En concreto, destaca su contenido de vitamina D y vitamina B-12. Presenta una mayor concentración de vitamina D que la leche de vaca, lo que facilita la absorción de calcio y contribuye al desarrollo óseo. Por otra parte, la vitamina B-12 ha demostrado poseer efectos beneficiosos sobre cabello, piel y uñas. Así, la leche de avena es el aliado perfecto contra las erupciones cutáneas, las quemaduras, las irritaciones, los eritemas y los eccemas. Durante la década de 1930, la industria cosmética empezó a incluirla en los productos para aprovechar sus propiedades calmantes y protectoras.  

¡Ojo con el etiquetado!

Aunque la leche de avena suele ser una alternativa adecuada a la leche de vaca, debemos prestar atención a la lista de ingredientes y su origen. Las bebidas vegetales suelen contener azúcares añadidos, así que lo más recomendable es comprar productos sin edulcorar. Otra de las amenazas a la salud de los consumidores son los OGM.Un ejemplo es el glifosato, un plaguicida que se usa en el cultivo de la soja y funciona también como agente desecante en la fase previa a la cosecha de numerosos cereales, incluida la avena. Por tanto, es importante asegurarse de que la avena empleada en la leche que compremos sea de cultivo orgánico, que certifique unas características determinadas. La etiqueta Ecolabel nos ofrece absoluta seguridad y garantiza la sostenibilidad ambiental del producto.

Batido con leche de avena en un bote de cristal con una pajita.
Leche de avena: el sabor de la sostenibilidad.

Efecto sobre el medio ambiente

Según un estudio de la Universidad de Oxford, producir un vaso de leche de vaca genera el triple de gases de efecto invernadero que cualquier otra bebida vegetal. Así pues, optar por una de estas alternativas supone un acto de solidaridad para con el planeta. La más consumida es la leche de soja. No obstante, existe cierto escepticismo con respecto a su impacto ambiental. Richard Young, autor de un estudio publicado por la Universidad de Nottingham y el fondo Sustainable Food Trust, explica: «La producción de harina de soja comporta una elevada huella de carbono si proviene de cultivos de reciente creación en zonas que antes eran bosques o sabana». En cuanto a las necesidades hídricas, la leche de avena es una de las bebidas vegetales que menos agua necesita. La diferencia con la leche de almendra es, sin duda, significativa. La almendra necesita unos 14.600 litros por kilo de producto, en comparación con los 2.200 litros por kilo en el caso de la avena.

El papel de las bebidas vegetales en el mercado mundial

Según el informe de análisis de mercados 2021 de Grand View Research, «el mercado mundial de las alternativas a los productos lácteos alcanzó un valor de 20.500 millones de dólares en 2020 y se espera que experimente una tasa de crecimiento anual compuesto (CAGR) del 12,5% entre 2021 y 2028». No obstante, hemos de recordar que la leche de avena, al igual que otras bebidas vegetales, no se considera un sustituto de la leche como tal. Asimismo, a día de hoy, las alternativas a la leche de vaca que se encuentran en el mercado suelen tener un precio más elevado. A medida que estos sustitutos ganan mercado y la amenaza del cambio climático se vuelve cada vez más acuciante, cabe preguntarse cuándo empezarán a ser realmente asequibles para el consumidor. Mientras, fabricarlas en casa parece ser la opción más económica. ¿A qué esperas? ¡Prueba a qué sabe la sostenibilidad!